El verano de 2015 dió comienzo el domingo 21 de junio a las 18: 38 horas. Esta estación durará 93 días y 15 horas, y terminará el 23 de septiembre con el comienzo del otoño.
El día 13 de septiembre se producirá un eclipse parcial de Sol que no
será visible en España. En cuanto a los planetas, Venus empezará el
verano muy brillante y siendo visible después de la puesta de Sol.
Terminará la estación siendo visible antes del amanecer. Marte empezará a
verse antes del amanecer a finales de julio, y Jupiter se verá
inicialmente tras la puesta de Sol, y a primeros de septiembre pasará a
verse antes del amanecer. Saturno se verá después de la puesta de Sol
durante todo el verano.
La tradicional lluvia de estrellas de las Perseidas sucederá hacia el
12 de agosto y su observación será favorable por coincidir con la Luna
en fase cercana a la Luna nueva.
El inicio del verano
El inicio de las estaciones viene dado, por convenio, por
aquellos instantes en que la Tierra se encuentra en unas determinadas
posiciones en su órbita alrededor del Sol. En el caso del verano, esta
posición se da en el punto de la eclíptica en el que el Sol alcanza su
posición más boreal. El día en que que esto sucede, el Sol alcanza su
máxima declinación Norte (+23º 27') y durante varios días su altura
máxima al mediodía no cambia; a esta circunstancia se la llama también
solsticio (“Sol quieto”) de verano. En este instante en el hemisferio
sur se inicia el invierno.
El día del solstico de verano corresponde al de mayor duración del año. Alrededor de esta fecha se encuentran el día en que el Sol sale más pronto
y aquél en que se pone más tarde. Un hecho circunstancial no
relacionado con las estaciones se da también en esta época: el día del afelio,
es decir, el día en que el Sol y la Tierra están más alejados entre sí a
lo largo del año. Es este mayor alejamiento al Sol la causa de que la
Tierra se mueva más lentamente a lo largo de su órbita elíptica durante
el verano (según la conocida como segunda ley de Kepler) y por lo tanto
la duración de esta estación sea mayor que otras.
Observación nocturna del cielo en verano
En toda época del año hay algún fenómeno astronómico de
interés, predicho (como son los eclipses) o no (como los cometas
nuevos). Suele ser preferible realizar las observaciones en fechas
cercanas a la luna nueva (16 de julio, 14 de agosto y 13 de septiembre),
salvo cuando se pretende observar la propia Luna.
Luna llena.
La primera luna llena del verano se dará el 2 de julio, dándose las
siguientes 29 o 30 días después. En este verano se darán otras dos lunas
llenas: 31 de julio y 29 de agosto.
Visibilidad de los planetas.
En la primera parte del verano serán visibles al atardecer Venus (muy
brillante), Júpiter y Saturno, en la segunda parte soló será visible
Saturno. En el cielo matutino será visible Marte desde primeros de
agosto, Venus desde mediados del mismo mes y Júpiter desde primeros de
septiembre.
Lluvias de meteoros.
Si no se dispone de ningún telescopio, se pueden observar las lluvias
de meteoros que se producen ocasionalmente. Las dos más intensas
durante el verano son las delta Acuáridas, cuyo máximo ritmo se da
alrededor del 30 de julio, y la más famosa del verano, la de Las Perseidas, cuyo máximo se da alrededor del 12 de agosto.
Constelaciones.
En cuanto a las agrupaciones ficticias de estrellas conocidas como
constelaciones, alrededor de la estrella Polar se verán a lo largo de la
noche Casiopea, Cefeo, el Cisne, el Dragón y las dos Osas. De Este a
Sur a Oeste se verán Pegaso, el Aguila, la Coronal Boreal y la Cabellera
de Berenice. Cerca del horizonte se verán a lo largo de la noche
algunas de las constelaciones zodiacales, de la Virgen a Acuario, esta
última ya cerca del amanecer. Entre las estrellas más brillantes
visibles en esta época destacan las que constituyen el "triángulo del
verano": Altair (en el Aguila), Deneb (en el Cisne) y Vega (en la Lira).
Observaciones con prismáticos o pequeños telescopios.
Con grandes prismáticos o un pequeño telescopio, dotados de un filtro
lunar adecuado, se puede observar el relieve de la Luna. Para tener una
buena visión de él conviene ir observándolo noche tras noche mientras
va creciendo la iluminación de la Luna, pues así se ven aparecer nuevos
accidentes orográficos. Cuando la noche es más oscura por haber luna
nueva, se puede intentar ver nebulosas de emisión, como la Laguna, Omega
o la Trífida, y nebulosas planetarias como el Anillo en la constelación
de Lira o las Pesas en la Raposa. Con prismáticos también se pueden ver
las lunas más brillantes de Júpiter (cuando es visible) y se puede
hacer un recorrido por la franja estrellada que constituye la Vía
Láctea.
Desde el Café-Bar A´Pulgueira deseamos a tod@s, ¡un magnífico verano en Sada!
Fuente: Observatorio Astronómico Nacional (IGN, Fomento).
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